El pescado emperador es uno de los mayores peces deportivos de todos los mares, uno de los más combativos y bastante más difíciles de apresar al curricán.
Cuando se pesca el emperador al curricán hay que partir de la base de que nos disponemos a hacer una acción destinada habitualmente al fracaso.
Las contrariedades no se encuentran en la ubicación del pez, cosa parcialmente simple una vez que nos hallamos en la zona precisa, sino más bien en lograr vencer su falta de confianza e incitarlo a que tome un mordisco que jamás es igual a su frecuente alimento.
>>> No debemos olvidar que esta especie comporta un riesgo más elevado de lo normal. Atención al siguiente video. <<<
Mejores cebos.
De manera inmediata, deben descartarse todos y cada uno de los cebos artificiales tan válidos para los atunes, como son los peces artificiales, a los que el emperador ni tan siquiera echaría un vistazo.

Esto es bastante difícil de efectuar por múltiples motivos.
Primeramente no se puede ensartar adecuadamente un pez en el anzuelo y someterlo después al esmero y al movimiento de arrastre sin que muera de forma rápida.
Seguidamente ningún pez se sostendría a una profundidad incesante, ni aunque fuera arrastrado. Por tanto, se debe recurrir al pez muerto, habilidosamente ensartado y maniobrado con gran habilidad a fin de hacerlo pasar cerca del emperador.
Técnica de pesca.
Por lo que se requiere un arte particular del pescador y del manejo de la embarcación, ambos tienen que estar a la perfección sincronizados.
Resulta bastante difícil para quien no sea muy especialista conseguir que un emperador pique.
El que sea parcialmente simple aproximarse al pez emperador no quiere decir que no se muestre receloso.
Si una embarcación lo persigue bulliciosamente o bien si procura excederlo de cerca, su reacción es la de separarse.
Por lo tanto, la aproximación tiene que realizarse a través de un extenso giro, dirigiéndose hacia un punto ubicado, al menos, 100 metros delante del pez, manteniéndolo tras la popa, todo ello guiando la embarcación desde lo alto de un flying bridge o bien de una torre de vigía.
Las embarcaciones que carecen de estas instalaciones llevan mucha desventaja en sus acciones.

La distancia del curricán puede ser inferior a los 100 metros, por el hecho de que resulte bastante difícil, aunque se haga desde arriba, supervisar la situación del cebo, en especial si el mar está un tanto movido. Pero jamás debe bajar de los ochenta metros de sedal tendido, a fin de que las hélices no incordien demasiado al gran pez.
Hay pescadores que llegan hasta cuarenta metros del pez, recobrando el exceso de sedal tendido en un inicio en la fase de la maniobra de aproximación.
Para operar de esta forma hay que tener una notable experiencia, en tanto que el emperador no es un pez simple y siempre puede zambullirse inquieto.
El paso del cebo cerca del gran pez debe hacerse del modo más natural y a lo largo del mayor tiempo posible. Además, el pescador debe tener la habilidad de proseguir continuamente la situación de la pieza.
Si lo ve hundirse, la embarcación debe pararse a su orden por lo que es realmente útil que quien la guíe sea asimismo un especialista pescador.
Aparejos de pesca para emplear al curricán.
Los cebos que se emplean en son varios, entre ellos tenemos el calamar, pequeños bonitos o bien bacoretas, caballas, e incluso lisas.
Es bastante difícil determinar cuál es el mejor, en tanto que esto va unido a muchos factores y a los caprichos del mismo emperador.
Los útiles han de ser fuertes y del máximo peso. Son poquísimos los aficionados que hoy en día se pueden permitir actuar con material semipesado.
El carrete estará comprendido entre el 12/0 y el 16/0. La caña debe ser de las más potentes, el sedal de dacrón de cien kilos. El bajo de línea estrictamente de acero con una potencia de unos ciento treinta kilogramos, y el anzuelo variable conforme el tamaño del cebo.ç

La lucha con el emperador siempre es larga y dura. El enorme pez combate hasta el fin de sus energías y no se le puede considerar capturado hasta el momento en que no se halla en la embarcación.
Para izarlo, al final de la lucha, se pueden emplear garfios, bicheros, anudarlo por la cola y también sujetarlo por la espada con la mano enguantada.